"...O quizás simplemente le regale una rosa...". Durante un poco más de un año, esta estrofa iniciaba una canción que invadió todas las emisoras juveniles del país, contando con la aprobación de miles de oyentes extrañados al identificar al autor e intérprete. Es que el actor y director de cine Leonardo Fabio se había transformado en cantante.
Los inmensos salones del "Hobby Center" allá en la calle 57 o la pista de hielo de la calle 63, cerquita de la iglesia de Lourdes o los cafes y cantinas del populoso chapinero donde noche a noche nos reuníamos, fueron mudos testigos de interminables serenatas en las que al unísono de las letras salidas del equipo de sonido, tratábamos de seguir la gruesa e impostada voz de Leonardo Fabio con:"...Hoy corte una flor y llovía,llovía/esperando a mi amor y llovía,llovía/presurosa la gente pasaba y corría/y desierta quedó la ciudad,pues llovía..."
Entre refajo y refajo, confesamos mutuamente nuestras penas de amor y soñamos con llegar a ser los guitarristas principales del conjunto que acompañara al ídolo argentino en sus mas próximas presentaciones. Y tarareamos en el límite del paroxismo sus más populares composiciones como "fuiste mía un verano" o "mi tristeza es mía y nada más".
Cuantas veces cancelamos importantísimas actividades por dedicarle tiempo a escuchar en la sala de nuestras casas, hasta la saciedad, la letra de "para saber como es la soledad", como un tácito tributo a alguno de aquellos incondicionales amigos que siempre quisimos tener o al recuerdo frágil de aquella que nunca llegó y que el mismo autor dedicó a un gran amigo, Carlos Raúl, muerto dos días antes que se terminara de grabar el elepé.
Otra de sus mas populares canciones, también de largo título:"ding dong, estas cosas del amor", reflejaba el diálogo de una joven estudiante y un muchacho trabajador, quienes en una estrofa se refieren a otro grande de la canción, Palito Ortega
Leonardo Fabio era un ídolo y estas canciones no fueron solamente los títulos de sus mejores temas, fueron también en su momento, el mejor regalo que este extraordinario cantante supo hacernos a los jóvenes de este continente, porque sus composiciones supieron "ser internacionales por la letra...captar una modalidad sentimental universal...eran poemas transformados en baladas...poesía a nivel popular, sin trampas, sin demagogias...", como el mismo lo afirmaba.