Producto del buen hábito inculcado por mi pundonoroso profesor de literatura, Señor Onésimo Guzmán en las respetables aulas del viejo colegio Rafael Uribe Uribe, debo confesarme como furibundo lector de prensa y fruto de ello mi incondicional admiración por el contenido periodístico, que siempre distinguió al diario "El Espectador" por allá en los albores de los años 70. 

Iniciaba mi apetitosa lectura con el "Informe Especial" algunas veces o la "Crónica del Día" o "El Reportaje del Día" del siempre fantástico Juan Gossain al que, generalmente, le adjudicaban tres columnas, de las de antes, en primera página, para rematar después en las páginas interiores sus siempre agradables y sustanciosos escritos. Algunos de ellos serán objetos de una crónica posterior, como un modestísimo homenaje personal a un grande del periodismo nacional. 

Las páginas editoriales, que eran la segunda y tercera, recreaban el devenir diario en diversos tópicos, siempre a la izquierda de la página par en dos bloques hasta el final de la cuartilla e intercalada en ellas aparecía la columna "Diario de la Mañana" del inolvidable escritor Abelardo Forero Benavides, acompañado del reportaje gráfico más destacado del momento en la "Figura del Día". 

La tercera o quinta, no recuerdo bien, incluía suculentas columnas como "Cinema" de Art Brill, en las que comentaba muy gráficamente todas las actividades de la pantalla grande y que hizo célebre a una anónima corresponsal identificada como Annabelle, acompañada por los dibujos de "Pelusa y sus Pilatunas" o por los del "Extraño Mundo de Subuso" o por las de "Amor Es" y siempre estuvieron las infaltables "Cabildo Abierto", que eran las cartas de los lectores y, nunca faltó tampoco, "La Carta del Día". 

Otras columnas célebres fueron las no menos reconocidas "Coctelera" y "Alka Notas" del sarcástico Alfonso Castillo Gómez que recreaban la vida citadina, la del humorista internacional Art Buchwald o la de "Te Ve" de Visor y una que titulaban pomposamente "Así anda el Mundo", en las que se relataban casos mundiales tan humanos como increíbles.  

Y, obviamente, no puede quedar por fuera de este superficial recuento los escritos del maestro Lucas Caballero Calderón, el inefable Klim. 

Algunas como "Día a Día" o "El Hombre de la Calle" de José Salgar y "Preguntas y Respuestas" de Manuel Drezner o "Lexico-Manía" (ahora Micro Lingotes) de Isaías González, aún se siguen publicando y otras, únicas, como "Grafología" de Alejandro Villa, desaparecieron para siempre, dejándonos para la historia el recuerdo de una época que marcó toda una gesta en el periodismo colombiano. 

Comentarios
* No se publicará la dirección de correo electrónico en el sitio web.
ESTE SITIO FUE CONSTRUIDO USANDO